martes, 12 de febrero de 2008

TRABAJO SOBRE LA CARTA A LA IGLESIA DE ÉFESO EN EL LIBRO DE APOCALIPSIS


EXEGESIS DE LA CARTA A LA IGLESIA DE EFESO
APOCALIPSIS 2, 1 AL 7


“Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y se pasea en medio de los siete candelabros de oro: Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles pero no lo son; y has descubierto que son falsos. Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte. Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. ¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.Pero tienes a tu favor que aborreces las prácticas de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios”. Biblia N.V.I.


CONTEXTO HISTORICO, POLITICO, TOPOGRÁFICO Y RELIGIOSO

El Apocalipsis, del griego Apokalypsis que significa “Revelación” fue escrito por Juan el Apostol en la isla de Patmos (costa occidental de Asia Menor) en el año 95 d.C., aproximadamente, durante el reino de Domiciano (Es de anotar que este gobernante romano -81 a 96 dC- fue el que impuso la adoración al emperador), aunque varios sotienen que se escribió bajo el reinado de Nerón 54 a 68 dC.

El Apocalipsis fue escrito en un período de persecución a los cristianos bajo el Imperio Romano que duraría hasta Constantino en 314 d.C. No olvidemos que la primera ola de persecución golpeó a la iglesia primitiva empezando con el martirio de Esteban (Hechos 8:1-4), en el cual, según el Libro de los Hechos, estuvo presente el mismo Pablo (Hechos 22, 20). Esto tuvo dos efectos: dispersar a la iglesia para que diseminara el evangelio desde Jerusalén a las regiones circundantes de Judea y Samaria (véase Hechos 11, 19), cumpliendo de esta forma la primera parte de la gran comisión (Hechos 1:8), además de alejar a la mayoría del pueblo de Dios de Jerusalén y de su derrota en manos de los romanos en 70 d.C. La segunda ola fue con Nerón, luego del incendio de Roma del cual fueron culpados los cristianos.

Para la época en que Apocalipsis fue escrito, el Imperio Romano estaba en control y era exigida la adoración del emperador so pena de muerte. Una vez al año, todo el mundo en el Imperio tenía que aparecer ante los magistrados para quemar una pizca de incienso para la divinidad del César y decir: "César es Señor". Después de haber hecho esto, el hombre podía irse para adorar a cualquier dios o diosa que quisiera, en tanto y en cuanto esa adoración no infringiera la decencia o el buen orden. Obviamente los verdaderos cristianos, adoraban al Único Dios Verdadero y no se acomodaban confortablemente en las tradiciones seculares, como lo hacían muchos otros con el fin de vivir tranquilos en el imperio, eran violentamente perseguidos, asesinados y torturados.

Las siete Iglesias mencionadas eran reales y existían para la época en que Juan escribió el Apocalipsis.

Éfeso era la ciudad más importante del Asia Proconsular. Estaba situada en la boca del río Cayster, en un golfo del Mar Egeo, en donde floreció como un importante centro comercial y de exportación para Asia. Para el tiempo del Nuevo Testamento había crecido hasta tener al menos 250.000 personas y por su característica de ser puerto sobre el Egeo, la polis padecía de todos los males de una ciudad cosmopólita. Era un centro de prostitución comparable a Corinto. Era por supuesto capital de la idolatría y ciudad de degeneración. ERA EL CENTRO IMPERIAL DE ADORACIÓN POR EXCELENCIA DE ARTEMISA O DIANA. Tan degradante era la situación de Efeso que unos siglos antes, el filósofo Heráclito de Éfeso describió a los habitantes de la ciudad como “dignos sólo de ser ahogados”, y dijo que la razón por la cual él nunca sonreía ni se veía alegre era porque vivía en medio de esa tremenda inmoralidad!! Ya podemos imaginar qué nivel de degradación estaba en el ambiente de esa ciudad, cuando hasta un filósofo, que nada tenía que ver con Cristo, decía eso!

Sobre Éfeso y su Iglesia podemos encontrar variada información en la Biblia. La iglesia en Éfeso fue fundada por Pablo. Él dejó a Priscila y Aquila aquí (Hechos 18:19). Pablo volvió a Éfeso y encontró a algunos discípulos que no habían recibido el Espíritu Santo; sólo habían sido bautizados en el bautismo de Juan. Allí vivió y predicó Apolos “varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan” (Hechos 18,24 a 25).

Cuando Pablo volvió a Éfeso, mientras Apolos estaba en Corinto, le preguntó a algunos (12 en total) creyentes si habían recibido al Espíritu Santo cuando creyeron y ellos le contestaron que nisiquiera habían oido si existía el Espíritu Santo. Entonces sucedió que “habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban” (Hechos 19,6).

Pablo predicó en la sinagoga por tres meses (Hechos 19:8) y luego en la escuela de Tiranno durante 2 años (Hechos 19:9-10). Luego hubo un alboroto sobre la diosa de fertilidad Artemisa que les traía a los efesios riqueza a través de la fabricación de imágenes de plata de ella (Hechos 19:23). Tenían miedo de que, como resultado de la predicación de Pablo, ellos pudieran perder el negocio. Pablo dejó a Timoteo en Éfeso (1 Tim. 1:3). Le dijo adiós a los ancianos de Éfeso en Mileto antes de ir a Jerusalén (Hechos 20:17-38) donde les advirtió acerca de los lobos rapaces que entrarían en medio de ellos (Hechos 20:29).

También les escribió a los efesios una larga carta de donde surge que era una Iglesia madura.

Allí, para el momento en que Juan escribió la carta a la Iglesia de Éfeso, como en todo el Imperio, la fe de los cristianos está bajo un ataque intenso. Gente malvada mandaba en la sociedad. Los cristianos estaban esperando con ansiedad la segunda venida de Jesus, pero EL no ha llegado aun.

¿A QUIEN VA DIRIGIDA ESTA CARTA? El Apocalipsis es el último libro en la Biblia y por lo tanto es Su última palabra a Su pueblo, advirtiéndonos que seamos fieles hasta el fin cuando Él vuelva en gloria con sus santos ángeles y haga entrar el reino y el reinado eterno de Dios. Este libro tiene la intención de fortalecer la fe hasta que Él vuelva. La carta a la Iglesia de Éfeso se enmarca dentro los propósitos generales del Libro y está dirigida en principio a quienes la componían realmente, pero también tiene la intención de hablar a ese tipo de Iglesia, tanto de ese tiempo como de tiempos posteriores, y a los creyentes en particular, dándoles Profecía.


CONTEXTO LITERARIO

El libro de Apocalipsis es una combinación de tres estilos literarios: apocalíptico, profético y epistolar.

El estilo apocalíptico fue producto de un pueblo en persecución, martirizado, torturado y duramente maltratado en razón a su creencia en Cristo, razón por la cual es un estilo que ayuda al cristiano a estar preparado para soportar en Cristo la persecución y para esperar su segunda venida. En cuanto al material apocalíptico se presenta en forma de visiones y sueños y en idioma tríptico con significados ocultos. Las imágenes apocalípticas son fantásticas y no reales. La interpretación de esas imágenes debe hacerse de forma simbólica y no literal.
Como libro profético el no es principalmente una descripción del futuro sino la entrega de la palabra de Dios en el presente indicando la salvación o juicio venidero.

Como epístola, Juan enfatiza el arrepentimiento y la santidad de parte de los santos. Hace un llamado a los creyentes para que soporten la persecución y no se alienen a los patrones del mundo, mostrando las recompensas de aquellos que vencen y obedecen las palabras del libro, y el castigo de los cobardes o los que no perseveran hasta el final. Los capítulos 1 y 2 del Apocalipsis dejan en claro que es el mismo Dios el que lo escribe, lo revela a Jesús, Éste a su Angel y el Angel a Juan. "Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea”.

CONTENIDO

Lo primero que debemos preguntarnos es: por qué no hay mas que siete iglesias destinatarias de esas cartas hechas por el mismo Jesús y por qué estas iglesias en particular? No se puede saber con seguridad por qué se escogieron esas iglesias en concreto, pero una de las respuestas más satisfactorias es que estas son sólo iglesias representativas, iglesias que han sido cuidadosamente seleccionadas para que en ellas podamos ver las características de todas las iglesias pasadas y presentes. Existían muchas otras iglesias en la provincia de Asia en la época en que Juan escribió esta carta. Las siete escogidas no eran ni siquiera las iglesias más conocidas de Asia, pero fueron escogidas por el Señor porque sin duda representan las situaciones que se producirán a lo largo de todo el curso de la historia de la iglesia, desde su principio hasta el fin.

Dentro de ellas EFESO era de lejos la más importante, reputada y conocida.

Además, no olvidemos que en el uso simbólico de los números en el Apocalipsis y de la Biblia en general, “7 es el número de la perfección, de lo completo y de la plenitud del designio divino” [1].

Por qué Dios escoge a Éfeso como la primera Iglesia a la cual dirigirse? Sin duda por que era una Iglesia madura, digna de elogio, fundada por Pablo, portadora también del primer mal que suele atacar a la Iglesia y los creyentes en su carrera hacia la corona de vida.

“Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y se pasea en medio de los siete candelabros de oro: …”

La referencia al “angel” (es la misma palabra “aggelos” traducida por “mensajero” a lo largo de la Biblia) podría indicar que cada Iglesia tiene su propio Ángel o que el mensaje va dirigido al propio espíritu de la Iglesia. Pero no está claro pues “ángel” puede ser en sí otra imagen. Otros con menos acierto creen que el angel hace referencia al pastor de la propia iglesia referida.

Jesús se describe como el que tiene en su diestra los ángeles de las siete Iglesias y que es conocedor íntimo y absoluto de sus Iglesias, pues se pasea con libertad por ellas observándolas y haciendo presencia en ellas. El creó la Iglesia, es su dueño, la apartó desde antes de los tiempos, es su esposa amada, la edifica, vive en la alabanza de los que allí le adoran. Todas las 7 Iglesias y todas las que ellas representan, están en su mano derecha y eso significa que como Iglesia tenemos seguridad de su protección.

“Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles pero no lo son; y has descubierto que son falsos…”

Jesús es quien anda entre su Iglesia, la conoce como el que más! Decir que EL conoce las obras, el duro trabajo y la perseverancia de la Iglesia de Éfeso es hacerle un elogio a esta Iglesia en particular. Es elogiar en ellas todas las iglesias o personas que no tienen una fe muerta sino una fe que conduce a las buenas obras, al servicio al Señor nuestro Dios y a la constancia. Les dice con ello que poseían una fe bien definida, bien fundada y a la que no dudaban en defender de falsas doctrinas.

El elogio indica que no se dejaban arrastrar por cada moda teológica que hiciese su aparición, sino que las examinaban para ver si eran verdad o no. Comprobaban lo que se enseñaba y se oponían con fuerza a algunas de las enseñanzas de algunos predicadores de aquella época. Rememoremos que Pablo, durante su última visita a los ancianos de la iglesia de Éfeso, les había advertido que tendrían problemas en ese sentido: “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán la vida al rebaño; y que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para descarriar a los discípulos tras ellos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar con lágrimas a cada uno.” Por ello uno puede concluir que aquí el Señor le reconoce a esta Iglesia que había seguido el buen y sabio consejo de Pablo. Que esa iglesia a la que Pablo había advertido, había tomado en serio su advertencia y premonición, había realmente juzgado, a la luz de la Palabra de Dios, a las personas que predicaban y a la doctrina que traían, encontrando la mentira y sin duda tomando acciones contra esa situación.

ESTA ENSEÑANZA ES AUN PODEROSA PARA LA IGLESIA DE HOY! Cuantos sucesos tristes, dolorosísimos y difamantes para la Iglesia nos hubiéramos evitado si hiciéramos caso también a este sabio consejo, si sopesáramos las enseñanzas de los predicadores, las pusiéramos a prueba con la Palabra de Verdad, para descubrir cuales son falsas y cuales están en plena concordancia con lo que Dios realmente dice. Y esto es particularmente aplicable a la actualidad pues hoy conocemos muchas Iglesias dirigidas o influidas por personas que introducen con facilidad herejías, que predican valores filosóficos o racionales en nada relacionados con la Verdad, que llevan a sus “ovejas” a recorrer caminos de muerte. Y los vemos actuando como si nada y robando a mucha gente que va en busca de edificación, cuando sería tan fácil hacerlos aparte aplicando esta enseñanza de ponerlos a prueba y descubrir que son falsos!

Por eso debemos pedir al Señor especialmente y con pasión el don de Discernimiento de espíritus (y en general todos los dones 1 Cor 12).

Otra razón por la que Jesús ensalza y elogia a la Iglesia de Efeso es porque “Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte”.

Perseverar es una condición para ver las promesas de Dios convertidas en realidad. Perseverar es ocuparnos día a día de nuestra salvación “con temor y temblor”. La perseverancia es la actitud infundida por el mismo Dios (Rom 15, 5) que nos mantiene en la fe no obstante las viscisitudes, los sufrimientos, las pruebas en incluso las persecuciones.
Podemos leer en todas las 7 cartas a las 7 iglesias que la perseverancia es una condición para vencer y para “Comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios” (Apoc 2:7), para recibir “el maná escondido” y “una piedrecita blanca en la que está escrita un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe” (2:17), para “recibir autoridad sobre las naciones” (2:26) y “la estrella de la mañana” (2, 28); para vestirse de blanco (3:4) y para que Jesús nunca borre nuestro nombre del libro de la vida sino que reconozca nuestro nombre delante del Padre y delante de los ángeles (3, 5); para que Jesús nos haga columna del templo de Dios y ya no salgamos jamás de allí y para que El escriba sobre nosotros “el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalem” (3, 12); para que EL grabe en nosotros SU nombre nuevo (3:12) y para sentarse con Jesús el Cristo sobre su trono (3:21).

Claramente El Todopoderoso elogia a esta Iglesia por que su trabajo y perseverancia no ha sido por obligación o necesidad sino de corazón.

Luego, Jesús hace un duro giro hacia una reprimenda combinada con un consejo hermosísimo: “Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. ¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro”.

Este es el pasaje central de la carta. “Tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor”. Es una reprimenda a muchas Iglesias, a muchos cristianos a causa de haber abandonado ese primer amor. Porque ese primer amor no se pierde o no se lo roban a uno sino que se abandona y con ese abandono se infringe el primero y más grande mandamiento: AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, CON TODA TU MENTE Y CON TODAS TUS FUERZAS.

Que problema tan grave ese! Tan grave que más adelante EL deja muy claro la consecuencia de no corregirlo: Cristo vendrá, EL mismo, y quitará del lugar el candelabro! Esto no significa que los miembros, en particular, de la iglesia se pierdan o fuesen condenados al infierno. Significa solamente que Jesús mismo hará que esa iglesia o esa persona pierdan el brillo que tenía y con el cual alumbraba a todo el mundo. Que pierda la capacidad de impactar a otros con el poder del Espíritu Santo actuando en su vida. Esa iglesia o persona ya no será “la luz del mundo” y no estará asentada sobre un monte sino que estará escondida (ver mateo 5, 14).

Una Iglesia así es una iglesia que desaparece. La de Éfeso no existe hoy.

Pero para cada uno de nosotros esta es una enseñanza que quebranta porque a muchos, muchos nos ha sucedido perder el primer amor por Cristo. Ese es el primer paso en el camino de descuidar “esta salvación tan grande”. Después de ello el amor seguirá apagándose, extinguiéndose, lentamente, imperceptiblemente, irrefrenablemente. Hasta llegar al momento de no regreso, de confusión, de adaptación completa de nuevo al mundo con sus mentiras. Hasta el momento de llegar a una vida de derrota en derrota y no de gloria en gloria, como quiere nuestro Señor. Por eso es tan importante este llamado de atención que nos hace Cristo a través de su carta a la iglesia de Éfeso, pues lo hace a las Iglesias o personas que están justo en ese momento de inicio de su caída para que sacudirlos y hacerles ver la gravedad de su situación.

Y cómo volver a ese primer amor? Cómo sentir esa pasión que sentimos la primera vez que nos enamoramos de Cristo? Cómo vivir esas épocas en donde El lo era todo?; en donde las ganas de devorar Su Palabra estaba por encima de todas nuestras prioridades?; en donde su compañía era más dulce que la miel y más necesaria que el aire?; en donde Su presencia nos quebrantaba a cada instante y Su Gracia rebosaba en nuestras palabras? COMO VOLVER A ESTAR LOCAMENTE ENAMORADOS DE NUESTRO SALVADOR?

En una corta y contundente fórmula EL mismo lo dice en esta carta: “¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio”.

Ese es un maravilloso y práctico consejo que opera para todos los de todas las Iglesias de Cristo en todas las épocas y para todos los creyentes en todas las etapas de su vida. Recordar cómo era ese amor es el primer paso de regreso. Cuáles eran sus características. Revivir en la mente cuan grande era el sentimiento y cuan reconfortante. Cuanto gozo brindaba a nuestro ser. Cómo rebosamos de dicha al hablar de EL y dar testimonio de su inmenso amor. Cuan indescriptible era sentir su abrazo y su misericordia nueva cada mañana!

Los pasos siguientes son Arrepentirse de corazón y volver por los caminos de antes, a practicar las mismas cosas, ¡a recuperar el tiempo perdido! Arrepentirse y apartarse de ese camino de descenso vertiginoso, pero también realizar acciones en la práctica que sean iguales a las que realizábamos en aquellas épocas.

En este punto Jesús hace un giro que parece extraño: “Pero tienes a tu favor que aborreces las prácticas de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco”.


Sin duda los cristianos de la época sabían quienes eran esos nicolaítas y entendieron con claridad este pasaje. Nosotros no sabemos si existió una secta llamada nicolaíta, aunque hay varias referencias a como los seguidores de Nicolás de Antioquia. De todas maneras, así no sepamos exactamente la historia acerca de los nicolaítas debe ser suficiente con saber que Jesús los aborrecía y aborrecía sus prácticas. Eso ya de por sí nos indica que esos eran hijos de su padre el diablo y que sin duda sus prácticas obedecían al querer del príncipe de la potestad del aire. Lo importante de entender aquí es que Jesús les está diciendo a estos cristianos efesios: “Vamos, anímate que tu sí puedes. Mira que una prueba de que puedes volver es que aun odias las cosas que yo odio. Mira que aunque tu primer amor se encuentra abandonado puedes volver a mi pues aun aborreces al mundo, la carne y al diablo”.


“El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios”.

Si el Espíritu Santo está en mí, ciertamente mi corazón puede oir la
voz de Dios, su Palabra Santa. Dios había dicho a los judios: “De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane”.

Pero el poder del Espíritu hace que con mi corazón pueda entender lo que oigo y que pueda ser una persona ministrada directamente por Dios.

Una frase similar es usada por Jesús en los evangelios (Mt. 11:15, Mr. 4:9, Lc. 8:8).

La persona que vence sin duda es la que ha perseverado en seguir las enseñanzas de nuestro Señor. El que vence al mundo es aquel que cree que Jesús es el Hijo de Dios (1 Juan 5, 5). La persona que vence es la que se arrepiente de abandonar su primer amor y lo encuentra de nuevo. La persona que vence tendrá la oportunidad, como un derecho suyo, de comer del árbol de la vida que es el mismo Jesús, que es el mismo Verbo. En otras palabras el que vence podrá disfrutar a su lado de la vida eterna, con lo cual se restablece las condiciones que el hombre tenía cuando fue creado y podía comer en el Eden de todo árbol, incluido en de la vida, y salvo el de la ciencia del bien y del mal que estaba en el medio del paraíso y ahora estará en medio del paraíso de Dios, en la nueva Jerusalem que descenderá del mismo cielo de Dios (Apoc 21, 9 y 22, 1).

[1] COMENTARIO BIBLICO MOODY, NUEVO TESTAMENTO, Everett F. Harrison, Editorial Portavoz.